El pasado 10 de diciembre, se cumplieron ochenta años de la muerte del poeta, que junto con Tablada, siempre se evoca cuando hablamos de “japonismo” y de la germinal erótica de la poesía mexicana en el siglo XIX. Efrén Rebolledo nació en Actopan, Hidalgo, en el año de 1877, registrado con el nombre de Santiago Procopio. Estudió en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, en la ciudad de México. El poeta hidalguense toda su vida, además de la poesía que cultivó, fue diplomático en países como Guatemala, Japón, Noruega, Cuba y España, entre otros. El primer poema que publica es “Marcha fúnebre”, en 1889, y a partir de este poema da inició a una obra que si bien es elogiada y rechazada en algunas de sus partes, merece ser analizada y revalorada para el aprovechamiento y reconocimiento que los rumbos de la poesía mexicana ha transcurrido. Cabe destacar que Efrén Rebolledo, no solamente es poeta, sino también novelista, cuentista y con El águila que cae, se estrena en la dramaturgia; también colabora en las revistas literarias: Pegaso y Revista Moderna de México.Traduce a Oscar Wilde, Maurice Maeterlinck y a Rudyard Kipling.
El 19 de abril de 1907, por vez primera arriba a Japón, país que le ofrece nuevos recursos visuales y técnicos; se encuentra bajo el hechizo de las atractivas geishas, la reivindicación de los elementos naturales de la palabra exacta, aunque siempre conducido por las normas que el Modernismo. Asimismo se puede acusar a Rebolledo de adquirir en el país oriental, el gusto por la contemplación de las formas y la descripción exacta del movimiento. En 1916, publica el poemario más conocido que de él se tenga: Caro victrix (Carne vencedora). Son numerosos los estudios que se han hecho acerca de esta obra, baste nombrar, entre los autores a: Xavier Villaurrutia, Luis Mario Schneider, Octavio Paz, Jorge Cuesta, y el quizá primer certero crítico de su obra, Allen W. Philips. Entre todos, siempre coinciden en que se trata de los más intensos poemas de amor sexual en la poesía mexicana. Carlos Montemayor, así explica lo que Caro victrix constituye:
En Caro victrix la carne es victoriosa no por el deseo mismo ni por el cuerpo mismo, sino por la vida que el deseo y la carne constituyen y por la conciencia que ambos revelan. Es victoriosa porque sólo canta el poeta la que ha logrado ser digna del amor, ser digna de la pasión. No cualquier carne es por sí misma victoriosa; no cualquier deseo es por sí mismo victorioso; la carne se hace digna de la aceptación y el engrandecimiento de ese deseo, de esa experiencia y de esa conciencia consigue ser victoriosa.
También uno de los países que más le sellan testimonio en la vida, es Noruega; ahí, bajo el mando de la Delegación de México, conoce a la que será la madre de sus tres hijos Thor, Gloria y Efrén: Thorborg Blomkvist. No obstante la felicidad que embarga al poeta, la estancia en el país nórdico trae consigo el fin de su quehacer literario, con la novela Saga de Sigrida la Blonda. En 1910, Efrén Rebolledo sufre de una parálisis facial, complicación que diecinueve años más tarde pone fin a su vida, pese a las peticiones que se hicieron después de su muerte, de una pensión para su esposa y el traslado de sus restos, los familiares no reciben nada y en 1940, los restos del poeta que hizo de lo erótico la propuesta más libertaria y estética, son arrojados a la fosa común, así como por años su obra permanecía en el olvido.
La poesía de finales del siglo XIX, por ser tan lejana a los temas que hoy nos circundan y afectan, quizá nos parece anacrónica, aburrida, insípida, disfuncional. Pero si somos capaces de estudiar con cuidado los temas y hasta las formas de narrar los hechos del pasado, veremos que tarde o temprano, del mismo modo seremos quienes atenten contra las inquietudes futuras y pidamos nos reconozcan como piezas fundamentales de la producción que se hace, siempre sobre la misma materia. Efrén Rebolledo nos convoca en torno a su obra para darnos cuenta de ello.
BIBLIOGRAFÍA
Poesía
Cuarzos (1896-1901), Tipografía y Encuadernación de Arturo Siguere y Cía., Guatemala, 1902.
Hilo de corales (1902-1903), Tipografía y Encuadernación de Arturo Siguere y Cía., Guatemala, 1904.
Estela, Imprenta de Ignacio Escalante, México, 1907. [poesía y prosa].
Joyeles, Librería de la Viuda de Charles Bouret, París- México, 1907. [prólogo de José Juan Tablada].
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Caro victrix, Imprenta de Ignacio Escalante, México, 1916; Imprenta de Ignacio Escalante, México, 1918; Andrés Botas, México, 1918; Vargas Rea, México, 1944; Vargas Rea, México 1955.
Libro de loco amor, Imprenta de J. Ballescá, México, 1916; Imprenta de Ignacio Escalante, S.A., México, 1918.
Joyelero, Det Mallingske Bogtrykkeri, Kristiania (la actual Oslo), 1922 [poesías completas]; Imprenta Galo Saéz, Madrid, 1929 [antología]; Editorial La Facultad de Juan Roldán y Cía., Buenos Aires, 1929 [antología].
Poemas escogidos, [edición de Xavier Villaurrutia], Cvltura, México, 1939.
Obras reunidas, Editorial Océano de México S.A. de C.V., 2004.
Prosa
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Más allá de las nubes, Tipografía de Arturo Siguere y Cía., Guatemala, 1903 [libro refundido en Estela].
Nikko, Tip. de la Vda. De F. Díaz de León, México, 1910.
Hojas de bambú, Cía. Editora Nacional, S.A., México, 1910; Imprenta Universitaria, Santiago de Chile, 1926.
El águila que cae (tragedia), Librería de la Viuda de Charles Bouret, París-México, 1916 [dibujos de Jorge Enciso].
El desencanto de Dulcinea, Imprenta de J. Ballescá, México, 1916, Imprenta de Murguía, 1919.
Salamandra, Talleres Gráficos del Gobierno, México, 1919.
Saga de Sigrida la Blonda, Det Mallingske Bogtrykkeri, Kristiania, 1922.
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