Después de las señalizaciones sobre el parentesco entre Caro victrix, de Efrén Rebolledo, y Los doce gozos, de Leopoldo Lugones, me propuse transcribir las primeras ideas que surgieron tras la lectura de los dos poemarios.
1. No cabe duda, la docena de poemas que componen a ambos textos, tratan sobre lo erótico, si bien uno más que el otro. Cabe resaltar que la distancia que separa a su publicación es de once años, y que por eso mismo, quizá, uno de los dos poetas corresponde más a lo “explícitamente erótico”. Pero también debo decir que otra similitud, sin deberse a la libertad del poeta, sino más bien a la forma de la poesía, es que existe sólo la sugerencia al ensueño de la entrega virgen. Leopoldo Lugones en el primer cuarteto de “Venus Victa”, nos cuenta:
Pidiéndome la muerte, tus collares
desprendiste con trágica alegría,
y en su pompa fluvial la pedrería
se ensangrentó de púrpuras solares.
Y ahora recuerdo que Efrén Rebolledo también menciona la evocación femenina que pidiendo ser amada, en un acto violento lentamente amada, en “Posesión”, nos habla Rebolledo de la urgencia de la entrega:
Me diste generosa tus ardientes
labios, tu aguda lengua que cual fino
dardo vibraba en medio de tus dientes.
2. Lugones nos muestra, entre tantas cosas, la compañía de la naturaleza; la descripción de escenarios que contienen espasmos, embestidas. Entre el amor de los géneros, se erotiza el ojo insomne detrás de una piedra, de un árbol, da un grito de placer que los animales traducen:
Mientras en las espumas del torrente
deshojaba tu amor sus primaveras
de muselina, relevó el ambiente
la armoniosa amplitud de tus caderas,
y una vaca mugió sonoramente
allá por las sonámbulas praderas.
De “El éxtasis”
Aunque el poeta mexicano no brinda tanta observación al estado que rodea a los amorosos y sí al interior de la pareja, a los movimientos, a la unidad que se crea de la dualidad metamorfoseada, así nombra los miembros femeninos en “El beso de Safo”:
Ancas de cebra, escorzos de serpiente,
combas rotundas, senos colombinos,
una lumbre los labios purpurinos,
las dos cabelleras un torrente.
3. Acerca de la violencia del acto sexual, Efrén Rebolledo alcanza ser más detallista. La línea poética con que traza las imágenes, le permite intensificar sin dañar a la forma, pues Caro victrix, es triunfo de la carne, pero también consagración de la realidad íntima. Figuras voluptuosas danzan al sexo no sólo en los doce poemas recogidos en este libro. Haré mención de “Magna Voluptas”:
Cierra tus brazos nítidos y flojos
en torno de mi cuello palpitante,
y restrega en mi pecho jadeante
tus pezones coléricos y rojos.
Si queremos que Leopoldo Lugones responda con un erotismo sangriento, de Los doce gozos debemos citar el último terceto de “Holocausto”:
miro desde los sauces lastimeros
en mi alma un extravío de corderos
y en tu seno un degüello de palomas.
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